La Vida Después del Diagnóstico de un Tumor Cerebral
Estamos aquí para ayudarle en su viaje.
Efectos a largo plazo
Los sobrevivientes de tumores cerebrales pediátricos alcanzan un gran hito cuando terminan el tratamiento, pero también inician un nuevo viaje con toda una serie de nuevos retos emocionales y, a veces, médicos.
Emociones tras finalizar el tratamiento
Los primeros días, semanas y meses después del tratamiento pueden provocar todo tipo de emociones. El alivio y la alegría por haber terminado el tratamiento pueden mezclarse con el miedo y la preocupación. A los sobrevivientes puede preocuparles que el tumor reaparezca ahora que se ha interrumpido el tratamiento. Es posible que sientan que han perdido su razón de ser al no acudir a la clínica o al hospital cada pocos días o semanas. También pueden sentirse solos porque no ven a todas las personas que han estado viendo durante tanto tiempo en el hospital o la clínica.
Las investigaciones demuestran que muchos sobrevivientes de cáncer cerebral infantil tienen un sentimiento duradero de incertidumbre sobre el futuro. Esta sensación puede empeorar con las exploraciones y pruebas para ver si el tumor ha reaparecido y todas las visitas de seguimiento que los sobrevivientes tienen con sus médicos.
Por un lado, estas exploraciones y visitas pueden ayudar a los sobrevivientes a sentirse más seguros porque alguien vela por ellos. Por otro lado, pueden preocupar a los sobrevivientes.
Es una buena idea que la atención de seguimiento incluya tanto la atención médica como una revisión de la forma en que el sobreviviente está manejando sus emociones y a las personas de su vida.
Efectos del tratamiento
Algunos tratamientos contra el cáncer pueden causar problemas incluso una vez finalizado el tratamiento, a veces meses o años después. Estos problemas retardados se denominan efectos tardíos o efectos a largo plazo.
Los efectos a largo plazo del tratamiento de un tumor cerebral para cada sobreviviente dependerán del tipo de tumor cerebral que haya tenido y del tratamiento que haya recibido. Por eso es importante que los sobrevivientes y sus cuidadores sepan todo lo posible sobre el tipo de tumor que tenía el sobreviviente, en qué parte del cerebro o de la médula espinal se localizaba el tumor, qué cirugía se le practicó y si tiene una derivación ventriculoperitoneal, un tubo colocado por un neurocirujano que permite que el líquido extra salga del cerebro y baje al abdomen.
También es importante saber todo lo posible sobre los tratamientos que recibió el sobreviviente. Esto incluye si la radiación fue de protones o de fotones, cuánta radiación recibió el sobreviviente, qué área recibió radiación y los nombres y la cantidad total de medicamentos que recibió el sobreviviente.