
Creciendo juntos en el camino de Liam

La historia de Yorban y su familia es una de resiliencia, amor y una comunidad que se une frente a una enorme adversidad. Para Yorban, compartir su historia no es fácil. “No comparto esta información muy seguido, pero creo que lo que vamos a contar podría ayudar a todos esos niños que están sufriendo de esta enfermedad que pone en riesgo sus vidas.” Se refería, por supuesto, al diagnóstico de un tumor cerebral pediátrico de su hijo Liam.
Yorban y su esposa tienen cuatro hijos, incluido el menor, Liam, a quien le diagnosticaron un tumor cerebral potencialmente mortal cuando tenía apenas tres años. La rutina de la familia cambió drásticamente, afectando no solo a Liam, sino también a sus tres hermanas, de entre 5 y 15 años. Momentos simples como las comidas en familia se volvieron desafiantes, ya que a menudo Liam no podía comer. Pero a pesar de estas dificultades, sus hermanas se han acercado más a él, ofreciéndole consuelo y trabajando en equipo para apoyarlo día a día. El vínculo entre los hermanos es poderoso, compartió. “Les ha afectado mucho, especialmente al ver a su hermanito sin comer, o cuando está enfermo y no juega. Pero lo apoyan. Juegan con él y tratan de hacerlo sentir bien. Nos hemos unido como equipo para mostrarle amor y fortaleza, haciéndole saber que estamos con él todos los días.”
El tratamiento de Liam continúa, pero las mejoras recientes han traído nueva esperanza. La familia le atribuye parte de esta esperanza a un equipo médico compasivo cuya paciencia y dedicación han aligerado un poco el proceso. Su fe ha sido fundamental; encuentran fuerza y ánimo en sus creencias religiosas, hallando esperanza y resiliencia para apoyarse mutuamente incluso en los días más difíciles.
Culturalmente, la experiencia de Yorban como padre latino ha influido en su forma de afrontar la adversidad. Alienta a otros hombres y padres latinos que estén pasando por situaciones similares a mantenerse fuertes y pacientes, asegurándoles que las dificultades, aunque abrumadoras, suelen ser temporales. Cuando le pregunté a Yorban de dónde saca la fuerza para guiar a su familia cada día, no dudó en responder. “Mi fuerza viene de Dios. Cuando recibimos la noticia del tumor cerebral de Liam, fue un día terrible. Sentí que todo se acababa, porque veíamos a un niño feliz, juguetón, que amaba sonreír. Esa noticia me acercó más a Dios. Aunque ya era cristiano, esta situación me hizo depender completamente de Dios. La Biblia se convirtió en mi fuente de fuerza y esperanza. Me ha llenado de alegría y me ha dado el valor para seguir adelante.”
A través de esta dura experiencia, la familia aprendió la importancia de valorar cada momento juntos. Yorban enfatiza que los padres deben valorar el tiempo con sus hijos, expresar afecto y gratitud mientras puedan, ya que una enfermedad repentina puede cambiar la vida de manera imprevista.
La vida diaria de los Baltazar gira en torno a actividades pequeñas pero significativas que les ayudan a sobrellevar la situación y a mantenerse conectados. La familia disfruta de salidas simples al parque, noches de películas en casa y oportunidades para que los niños interactúen con animales, especialmente perros. Recientemente, descubrieron que a Liam le encanta jugar fútbol en el parque. “Todavía no ha elegido a su equipo favorito—eso vendrá con el tiempo,” comentó Yorban entre risas.
Nunca antes habían enfrentado una enfermedad como la de Liam, y la familia no estaba preparada para el impacto que tendría en su vida diaria y su perspectiva. Yorban describe el día del diagnóstico como un momento que sacudió su mundo, un punto de quiebre que profundizó su fe y unió aún más a su familia. “Porque como familia, nunca habíamos vivido algo así. Esto ha impactado mucho a mí, a mi esposa y a mis hijas.”
De cara al futuro, los Baltazar sueñan con recuperar cierta normalidad, con la esperanza de que Liam pronto pueda disfrutar plenamente de su infancia junto a sus hermanos. Aspiran a usar su experiencia para ayudar a otras familias, compartiendo información sobre recursos y fundaciones que los han apoyado en su propio camino.
Yorban espera un futuro en el que Liam esté sano nuevamente y su familia pueda volver a aquellos días despreocupados de paseos, juegos y risas. No dudó cuando se le preguntó qué le diría a las familias que acaban de recibir un diagnóstico. “Denles lo mejor a sus hijos. Disfruten cada momento, cada día mientras crecen. Valoren y cuiden a esos niños hermosos. Trátenlos con amor y ternura porque nunca sabemos cuándo podríamos enfrentar una enfermedad grave como la que está viviendo Liam.”
Para las familias recién diagnosticadas, la historia de Yorban resalta el valor de buscar apoyo, encontrar consuelo en la fe y la comunidad, y apoyarse en quienes comprenden el camino de una enfermedad pediátrica. La historia de su familia no es solo una de lucha, sino también de esperanza, resiliencia y del poder de la comunidad. También alienta a las familias a pedir ayuda, tanto a organizaciones como a sus comunidades. “No dudaría en ayudar. Soy alguien que, cuando ve que algo no está bien o que alguien está pasando por algo difícil, trato de ayudar. Con gusto compartiría la información sobre las organizaciones y fundaciones que nos han apoyado.”
Cuando se le preguntó qué significaría vivir en un mundo sin tumores cerebrales pediátricos, Yorban respondió con el corazón. “Sería maravilloso que los niños de todas las naciones no tuvieran que sufrir este tipo de enfermedades porque son muy dolorosas. Espero que se encuentre un medicamento que elimine estas enfermedades, para que todos los niños puedan crecer sin vivir días dolorosos, sin perder el apetito o la energía para jugar. Sería maravilloso que ningún niño tuviera que padecer estas enfermedades.”
Historias como la de Yorban y Liam nos recuerdan que los tumores cerebrales pediátricos roban infancias, pero también revelan la resiliencia de las familias y el poder de la comunidad. Yorban lo resumió de la mejor manera: “Todo estará bien. Esto no es permanente; todo va a estar bien.”
A todas las familias que están recorriendo este camino ahora, recuerden las palabras de Yorban: “Tengan ánimo. Tengan paciencia. Esto es solo temporal y pronto pasará.” Juntos, con apoyo continuo e investigación, luchamos por un futuro en el que todos los niños puedan reír, jugar y vivir libres de tumores cerebrales.
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